Encerrado en un cuerpo equivocado,
con mil llagas en las manos,
luchando por vivir
dentro del huracán que le atropella,
que le asfixia y que le atrapa,
que tanto le hizo sufrir.
Lo importante era al fin,
su manera de sentir.
La esperanza le jugó malas pasadas,
devolviéndola en revancha
el afecto que entregaba;
y aún el huracán le atormentaba
esos sueños que anhelaba
sentir como una flor;
donde no existe condena,
si se trata de él o ella.
El viento va, peinándote,
sé que es posible que esconda su amor
bajo un rincón, sin dejarse ver,
si por un beso pones la vida,
que importa